Mi madre me preguntó si quería conocer a una estrella, una de esas que pasan por el firmamento poco tiempo pero todo el mundo queda tan embelesado que nadie las olvida. Yo, con 12 años, ansiaba ver estrellas fulgurantes o cualquiera cosa que me entretuviera en aquel día lluvioso.
Vimos Al este del Edén, Rebelde sin causa y Gigante de un tirón. Toda su filmografía en una noche; fue fácil. Cuando acabó Gigante, sentí lo que mi madre había pronosticado: una estrella fulgurante inolvidable había cruzado mi vida.
No he sabido nunca si me parezco a James Dean o si el deseo de parecerme a él ha hecho que poco a poco me asemeje. Quizá en un sentimiento parecido al de los perros que están fascinados por sus dueños y acaban pareciéndose a ellos.
Quizás tengas razón con eso último, es más, estoy segura :)
ResponderEliminarQuiero leerme ese libro :)
ResponderEliminarEra genial Dean, genial genial
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