La necesidad de distracción era tan inmensa que trataba de encontrarla en cualquier lugar, en cualquier acción por estúpida o insensata que fuera. La pasividad hacía que su llama se apagase, dejando paso a una destructiva oscuridad que ni siquiera le permitía dormir, y en caso de hacerlo resultaba incluso peor. Jugaba con su mente irrumpiendo y controlando su subconsciente generando a su paso nuevas pesadillas.
aaaaaaah
ResponderEliminargracias oye :)
Dejate llevar, olvida.
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